Determinados dirigentes socialistas laguneros, ¡qué ironía!, son como niños, por lo que utilizando, al menos en aproximación, la filosofía del método socrático o al arcipreste de Hita, a Cervantes y a Quevedo vamos a hilvanar algo para que algunos se puedan situar en la realidad socio-política.
No vamos a decir que ayer en nuestro hogar, a la 7 p.m, recibimos la visita de una funcionaria de Correos con un “burrofas” que nos era remitido por el Grupo Municipal Socialista lagunero, ni que decir tiene que por no tener relación alguna con el mismo lo rechazamos de plano para que retornara a su ligar de procedencia.
No vamos a decir que solemos ser muy claros en nuestras apreciaciones y manifestación de opinión política, y de hecho lo hicimos con respecto a Cañizares-Abreu-Mayor Oreja, por sus recientes manifestaciones contra la Ley del Aborto y de ciertas suavizaciones a las pedofilias en Irlanda suponemos que el mentado burrofas podía ir relacionado con las mismas, en línea de advertencia o más bien de amenazas de tipo estalinista de quien, para mayor inri utiliza el Grupo Municipal en lugar de la Secretaría Local para al menos intentar salvar la degradación que en La Laguna, nuestra entrañable ciudad, se tiene del PSOE, traducida y materializada la misma en la pérdida de más de 3000 votos en los pasados comicios.
No vamos a decir que si fuimos militantes y votantes, ¡justo es decirlo!, podremos gustar más o menos como ciudadanos libres pues tenemos el derecho constitucional de expresar nuestras opiniones, no permitiendo que nadie, absolutamente nadie pretenda ponernos esa sálamo (bozal) que se usa para ponérselo a los canes, camellos o a los burros, para evitar las mordeduras.
No vamos a decir, a jugar por las amenazas que intuimos, que aquí en La Laguna, nos conocemos todos y que los únicos que nos amenazan con sus mordeduras y coces son determinados pseudo dirigentes que se consideran “portadores de la burrofilia”.
No vamos a decir que Rubén Darío dijo:”No se concibe a Alejandro Magno sin “Bucéfalo”, ni puede haber Santiago en píe, Quijote sin “Rocinante”, ni poeta sin “Pegaso”, pero la verdad es que Rubén Darío se quedó corto pues, a parte de los caballos existen otros animales que dejan huella, como “Rucio” el burro de Sancho Panza y algún que otro burro de dos patas.
Fidel Campo Sánchez