Bajo el ropaje más clásico de la política se esconden personajes dispuestos a burlarse de ella. A desfigurarla.
Los ciudadanos que se hayan atrevido a pasear por las calles de
Eso se llama prepotencia. Las prohibiciones de aparcamiento y las restricciones de gasto, para los otros.
También es verdad que los ciudadanos están ya curados de espanto, y habrán visto todo esto como un desmán más de una clase política cuyos componentes parecen actuar como si tuvieran un fuero en el bolsillo que les permitiera hacer lo que les da la gana.
Lo que no tengo tan claro es cómo habrán reaccionado muchos de ellos al conocer por la prensa que a los señores Mayor Oreja y López Aguilar -que así se llaman los políticos en cuestión para las europeas- se les llene la boca, en los mítines, con eso de la solidaridad o de que no habrá recortes sociales, y cosas así. Evidentemente que nos habrá recortes para ellos que pasarán a percibir mensualmente la friolera de 13.mil euros mensuales en esa Europa de los Mercaderes. Sueltan una teta y sin ninguna clase de miramientos cogen otra que da más leche. Que poca vergüenza, lo cual nos impide ir a votar
Pero no me extrañaría que, después de lo visto, no les creyeran. Que pensaran que todo es una enorme burla. Y es lógico; qué se puede pensar de quienes en tiempos como éstos hacen tanta ostentación ante los apretados cinturones de la ciudadanía
Cómo creer a quienes, al tiempo que adulan a los más desprotegidos en los actos públicos, se desentiendan cobardemente de toda responsabilidad en la crisis y en su manifestación más cruel, el paro. Como si no gobernaran. La pena es que la política siga en manos de quienes parecen empeñados en despojarla de ideas y de principios, para convertirla en la mejor expresión de la intriga y del enredo. En algo intolerable que además lleven a sus mítines, pidiendo el voto, a todos aquellos que están presuntamente imputados. No tienen vergüenza y lo que es mucho peor si no dejamos de ir a votar cual corderos no habrá posibilidad alguna de que esto cambie.
Fidel Campo Sánchez