20.6.09

LEGADO Y EJEMPLO MUNDIAL DE UN SANTO EXJESUITA

La unanimidad en el homenaje póstumo a la trayectoria del padre Vicente Ferrer, ex jesuita da testimonio de la estatura moral y humana de uno de los grandes referentes mundiales de la solidaridad y de la exigencia del compromiso con los más desfavorecidos frente al apego a los bienes materiales y al individualismo de tanto clérigo carentes de amor al prójimo y más dedicados a connivencias políticas que a predicar con el ejemplo el Evangelio de Cristo.
La ingente tarea que realizó durante 50 años de férrea y utópica rebeldía contra la pobreza, infatigable en su tarea como creyente sabedor de que no había que dejar a Dios todo el trabajo, deja un legado para cientos de miles de colaboradores y millones de personas. Un legado sostenido por el lema de su Fundación: “El milagro de dar”'. Vicente Ferrer, pionero en los nacientes sistemas de cooperación, también ingenió el modelo de los microcréditos para rescatar de la pobreza, la sequía y el subdesarrollo a quienes no poseían nada y que, al cabo de los años y gracias a su esfuerzo sin desmayo, lograron viviendas, hospitales y escuelas que les arrancaron de la miseria. Porque Ferrer no se limitaba a ayudar: creía en algo tan esencial como la capacidad para ser independiente que él practicó a lo largo de la vida que ayer se apagó y de la como hermanos en el Señor nos sentimos muy orgullosos. El padre Ferrer, un ejemplo edificante para esos que en estas ínsulas anteponen el orgullo, la vanidad, las francachelas con los empresarios y políticos oligarcas, en una demostración de lo que no se debe hacer cual es la reinauguración de un palacio como sede del obispo del nacional catolicismo mientras que ahí a nuestro lado hay hermanos viviendo bajo el umbral de la pobreza, ¡ya son más de 500 mil!
Y como epitafio lo hacemos con lo siguiente: Aleluya, aleluya. Vuestros santos, Señor, florecerán como el lirio, y os recrearán como el olor del bálsamo Preciosa es en la presencia del Señor la muerte de este Santo varón. Aleluya



Fidel Campo Sánchez