La ironía es decir la verdad de las cosas y de los hechos en tono gracioso, y en eso tono pretendemos desarrollar nuestro artículo. Se trata de una vía de expresión que cada quien elige o no, la verdad es que siempre saca de onda al que se siente aludido y ofendido por lo que se dice. Hay cosas mucho más graves que la ironía dando vueltas como la hipocresía, la victimación… en fin tantas y tantas cosas que cuando cometemos errores no nos agrada oír del otro, en caso que nos ocupa ese tal Juancho de Canaria que frecuentemente se suele expresar más y fuera de la realidad de sus congéneres canarios y, ¡qué casualidad!, si son tinerfeños
Nosotros como se podrá deducir defendemos la ironía para intentar ponerle las cosas claras y el chocolate espeso a J.J. Armas Marcelo, de la islita de enfrente. Así como el eximio Francisco de Quevedo y Lucientes, con respuestas muy peculiares desautorizando en tono censura de auténtico jesuita, debemos imitar al “maestro” para defender a un personaje de actualidad y valía de un personaje lagunero vituperado públicamente en un periódico conservador de la lejano metrópoli española por un tal Juancho que para mayor poca vergüenza fuera educado en el Colegio de los Jesuitas, en las Palmas de de Canaria.
No le vamos a decir que no nos extraña su atrevimiento, el que cual resentido y canario de servicio llegue al colmo de la vulgar mamarrachada cuando califica la prosa de don Juan Manuel García Ramos, de escolar, casi agramatical y de un catecismo institucional para analfabetos, cuando para nosotros canaritos de integración la vemos como una versión particular y didáctica sobre diversos segmentos de la intrahistoria de esa voz unamuniana para referirse a la vida tradicional, la cotidiana, que sirve de “decorado” a la historia más visible en oposición a las historietas de los que están interesados en su no publicación habida cuenta que el señor García Ramos, un soberanista como la copa de un pino de mente lúcida que siempre ha puesto sus inmensos conocimientos a disposición de su Nacionalidad, del pueblo soberano como buen docente que es. Por otra parte no le vamos a decir, “ínclito” JJ. Armar Marcelo, más conocido por Juancho, que trae a nuestra mente y a la pupila de nuestros ojos aquel inconsecuente lagarto de los dibujos animados de Hanna-Barbera por sus simplezas de cabo interno, otros autores, independientemente de Unamuno, Euskaldun (vascohablante), relacionan el término con la historia de los colectivos marginados, históricamente gentes con la oralidad y las historias de la vida.
No vamos a decirle, señorito del PSOE y de las JONS que, es precisamente usted quien sabe poco o nada de la autodeterminación del nacionalismo soberanista canario y si mucho, más de la cuenta para mal de Canarias, de los pactos del cara al sol, entre PSOE-PP en aplicación de la bárbara y parcial Ley de Partidos Políticos. Tampoco le vamos a decir que de pretencioso, fatuo y falangistoide parece tener más usted que el muy docto profesor universitario, don Juan Manuel García Ramos, pues a la distancia y por aquellos de que “por sus hechos los conoceréis”, es sin duda a usted a quien se le nota que le caló muy hondo el catecismo franquista para “la formación del espíritu nacional”
No le vamos a decir que como consecuencia que no le concedieran el Premio Canarias y si una medallita, se vuelvo airadamente contra don Juan Manuel que formaba parte del jurado. Pero lo peor es que sus revanchismos le llevará más adelante a emprenderla y a verter su mala milk (mala leche) contra todos aquellos que a usted le parezca del jurado.
Acaso usted quiere hacernos creer que Canarias no es la última colonia, junto con Ceuta y Melilla del imperio español. Además nunca vamos a decir que nunca nos extrañará que algunos de la “logia rosa” traten de darnos gato por liebre, pues suelen usar sus excesos verborreicos ladinos con tal de sobresalir sobre los que tenemos y defendemos valores auténticos, contrariamente a otros que no son nada, y desearían pasar a la historia, no solo de la literatura Canaria como García Ramos que ha trascendido las fronteras sino y, además, como un auténtico líder carismático del saberanismo canario
Fidel Campo Sánchez