Cartel, es papel impreso o manuscrito que se fija en un paraje público que sirve para hacer o anunciar, dar a conocer, alguna cosa. Podemos considerar como antecedentes históricos del “cartel” ciertas inscripciones egipcias y sumerias. Los griegos también utilizaron tablas de piedra grabadas para divulgación de textos oficiales.
A partir de 1480, se da comienzo a la utilización de carteles publicitarios. Las corridas de toros, a la que somos contrarios, dieron lugar a excelentes creaciones. La litografía impulsó este arte. En el siglo XIX se difunde y da origen el cartel moderno y da comienzo el empleo (procedimiento omnicolor del impresor Rouchou y luego la cromolitografía). El cartel puede ser político o referido a espectáculos comerciales, festeros, turísticos… debe ejercer su acción a través de tres medios distintos: la evocación, la demostración y la sugestión.
A nosotros el cartel de
Vivimos momentos en
El cartel, doña Julia, no inspira al espectador en ningún sentido pues no se capta arte en el motivo escogido ni los colores adecuados. Lo que sugiere es motivo no adecuado y total desconocimiento del uso de la policromía adecuada, notándose cierta decadencia en el colorido, más en línea de lo pobre y ridículo que en línea de los anteriores carteles que muchos han sido considerados como auténticas obras de arte.
Nosotros por lo que se refiere a este caso, a nuestra crítica en general, no obstante, estamos por aquello de que “de gustos y colores no se debe disputar pese a que no existe la adecuada distribución de los mismos. “De gustibus et coloribus non est disputandum”
Fidel Campo Sánchez