Contrariamente al declive que se produjo en la OMIC desde el momento que cesara don Plácido Mejías y tomara posesión doña Julia Dorta, como concejala responsable se vino a demostrar meridianamente que hubo unos años de muy difícil superación. Cuando no se tiene voluntad personal y política, todo lo contrario a esa coherencia y seriedad casi espartana de quien refleja en todo momento su disciplina y diplomacia del buen bancario, profesión de la que procede don Plácido que puso como consigna de su política el hacer y dejar hacer no interfiriendo innecesariament, Pues jefe no puede ser cualquiera es preciso tener ciertas condiciones que si tiene el señor Mejías quien, además, tiene respaldándolo un importante electorado. Don Plácido Mejías, en el tiempo que estuvo al frente de esta importante oficina Municipal, en la que con responsabilidad, diligencia y eficacia se agilizaban al máximo las resoluciones de todos los expedientes y, además, fueron muy significativos los cursos que se impartieron por cada uno de los barrios del Municipio a Colectivos Ciudadanos, AA.VV, así como reparto de programas de mano informativos, puerta a puerta, y apariciones constantes en radio, prensa y televisión, delegando la mayoría de las veces en el funcionario, magnífico funcionario, en quien delegaba por hacerlo de acuerdo con sus consignas y considerarlo como muy capaz sin que para ello fuera necesario ningún técnico del Ayuntamiento. Una OMIC que fue tomada como referente en muchas ciudades del Estado español debido al reconocimiento de su buen funcionamiento, excelentes ideas en defensa del consumidor que eran expandidas por un probo funcionario de la completa confianza del concejal responsable quien supo valorar la importancia de la oficina de la OMIC, como importante servicio a la ciudadanía y del funcionario que ofrecía buen y responsable servicio donde daba no solo buen trato y conocimiento de la materia sino que además era extraordinario teniendo en cuenta su minusvalía visual (glaucoma) que fue tomado muy en cuenta por la Delegación Provincial de la ONCE que le facilitó una Telelupa, para una mejor lectura.
Llegan una elecciones, cesa don Plácido y es entonces a partir de ese momento, tras la toma de posesión de la nueva concejal es cuando da comienzo la debacle hasta llegar a tener que oír en las calles laguneras, en las tertulias opiniones que estimamos no eran muy acertadas y si bastante irrespetuosas como:”esta concejala es como el caballo de Atila, donde pisa no nace hierba”.
Ahora en estos últimos días y como consecuencia de una queja presentada en Registro del Ayuntamiento, tenemos copia sellada de entrada, nos dirigimos a la calle San Agustín (antiguo Ambulatorio) donde está la oficina de la Omic, atendida por dos empleados, a los que, lamentablemente, se les ponen cortapisas para desarrollar eficientemente su trabajo, los cuales muy amables y serviciales, – no de aquellos que decían y algunos aún todavía dicen:¡vuelva mañana!, que nos mostraron el expediente, dentro de unos 900 o quizás 1000 que nos llamaron poderosamente la atención produciéndonos, como consecuencia, la mayor de las vergüenzas y el emitir esta opinión para que se vea hasta donde pueden llegar las irresponsabilidades de los políticos a los cuales , a fin de mes, no les faltan su buenísimos salarios, en sus cuentas bancarias. ¡O no!
Somos conscientes de la buena voluntad y capacidad de servicio de don Miguel Díaz-Llanos y Cánovas y que tan pronto tenga conocimiento de esta grave problema de una oficina que usan miles de ciudadanos y ponga remedio, soluciones y que “in situ” pueda palpar las múltiples quejas de los que recurren a un servicio que no funciona y que para ese viaje no hacen falta alforjas y sería mejor, ante el desastre, cerrar la oficina de la OMIC. Don Miguel sabemos que usted pondrá, con su buen hacer y mano izquierda las cosas en su justo sitio.
Fidel Campo Sánchez