8.7.09

FALLECIMIENTO DEL PERIODISTA LAGUNERO LEOCADIO MACHADO.

El pasado jueves, dos de julio, falleció en Torrevieja (Alicante), donde residía desde su jubilación, uno de los personajes más entrañables de La Laguna en los últimos años: nos referimos al periodista, escritor y poeta, Leocadio Machado.

Estamos de acuerdo con nuestro alcalde, Fernando Clavijo de que “la muerte de Leocadio Machado es sin duda una enorme pérdida para la cultura y el periodismo lagunero y canario”. Confiamos en que el señor alcalde rescate la moción presentada en su día por José Antonio Balbuena, solicitando la posibilidad de otorgarle una merecida distinción, a tenor de lo dispuesto en el Reglamento de Honores y Distinciones.

Contaba Leocadio con una memoria prodigiosa y fue capaz de transmitir la historia de La Laguna, en la parte del pasado siglo que le tocó vivir, atento siempre a su desarrollo, a sus personajes y vivencias, sin olvidar su gran devoción al Santísimo Cristo de La Laguna. La muerte siempre mueve a meditación. A veces suscita fácil filosofía, porque el sujeto es siempre el mismo y al fenecer hace sonar para todos la misma nota irremediable.

Junto a la prosa que nos deja Leocadio, la muerte no es una simple necrología, pues quedan esas imágenes plásticas o poéticas donde se plasma la trayectoria de un hombre, del que nos ha tocado aprender mucho, en una ciudad, que lamentablemente no fue capaz de reconocer su gran labor como se merecía en vida. Leocadio, era un lagunero de corazón, el que sabía más cuentos, anécdotas, el que no ignoraba como describir a muchos personajes, siempre en el campo de la anécdota, de la broma y jamás sin traspasar esos límites.

Queremos que este sentimiento general, no se convierta en pura y superficial biografía en frio, pues, en Leocadio ha habido un estilo propio, aceptado y reconocido por todos. Quedan ya pocos laguneros con la sapiencia y estilo de Leocadio. No obstante, quisiéramos citar a la doctora doña Manuela Marrero, cronista oficial y al profesor Eliseo Izquierdo, como los mejores conocedores de las entrañas de la vieja Aguere. Pero no queremos dejar de citar asimismo al gran historiador y periodista Domingo García Barbuzano, que día a día se esfuerza y nos escribe desde la atalaya del periódico donde ejerce crónicas y nos da noticias del diario acontecer de Aguere, nuestra entrañable ciudad

Nos imaginamos, allá arriba al lado de nuestro Padre Celestial, a Leocadio contentísimo, conversando rodeado, con el médico Anatael Cabrera, Manuel y Domingo Verdugo, Luís Tabares, Ernesto, Panduro, Panchito, Rafael el loco, Chano Valencia, Fariña, Barrilete, sin faltar Elvirita María con sus hijas las famosas Huevudas, las niñas de Solís… todos ellos personajes populares que aprendimos a conocerlos a través de sus escritos e historias.

Reciba su esposa, Rosario Rodríguez Román, sus hijos María Rosario y Carlos y sus hermanos Andrés y Francisco nuestro pésame y, sin duda, el de todos los laguneros. Pesar que hacemos extensivo a su amigo del Instituto, José Antonio Oramas y Martín Neda, que ha escrito una extraordinaria elegía, llena de emoción, cariño y gratos recuerdos de juventud, al mismo tiempo que la expresión de ese duelo latente en todos los corazones laguneros, en esta hora en que ha dejado de latir el suyo. ¡Adiós, Leocadio!

Fidel Campo Sánchez