De un encuentro meramente casual con una conciudadano, antiguo miembro de la “Estudiantina” (tuna universitaria) de nombre Tomás Tejera, quien nos trasmitió el deseo de Bentor, representante de distrito de la Tuna lagunera y ese mismo día con el letrado y amigo don Paco Tray tunero empecinado en no jubilarse como tal, se nos ha ocurrido, más por sugerencia y deseos del primero el recordar aquella novela de Pérez Lugín, con portada de Castelao, editada en 1915, y posteriormente llevada al teatro y más tarde al cine y que tuvimos la ocasión de disfrutar de la misma en nuestra anterior juventud.
Aquella Casa de Troya, reflejo de aspectos de la sociedad santiaguera y las costumbres a lo largo de aquel siglo pasado en la que se representaba con gran fluidez la vida estudiantil que se reflejaba como imagen tópica de la “Estudiantina” en la novela que trataba acontecimientos de: amor juvenil, sus aventuras y desventuras que a algunos nos tocó vivir en la época de estudiantes universitarios. Los personajes, tanto primarios como secundarios, convergen a lo largo de la obra en el conflicto de los protagonistas, hasta llegar al final en que todos ellos se reúnen en el casamiento de la pareja. ¿A quién de nosotros no le tocó vivir acontecimientos similares reflejados en la novela que tan magistralmente expone su autor y que a través de los protagonistas recordamos en las diversas formas de ver y contemplar la vida del estudiante que por extrapolación fue y es la de los de esta nacionalidad, la Canaria.
Después de la conversación mantenida con los amigos que citamos al comienzo que, con frecuencia y con ánimos renovados, podemos ver aún, pese a los años transcurridos de su paso por las aulas universitarias acompañando entusiastamente a la Tuna Universitaria y como actores en la misma para revivir lo que representa: la vida libre y hasta un tanto vagabunda y holgazana que se da en ciertos periodos en la Universidad y los que hemos pasado por la misma lo hemos vivido y conocemos.
La “Estudiantina” o la cuadrilla de estudiantes que salen por las calles de nuestra entrañable ciudad tocando instrumentos y cantando para divertirse con danzas y mojigangas y, a la vez recaudar dinero nos hacen decir: ¡Aúpa Tuna!, y para ello recordar, una parte de aquella canción que dice:” cual amantes van las olas a besar las arenas de la playa con fervor, de la playa a tus labios el calor. Si del fondo de la mina y el metal, y del fondo de los mares el coral. Son las cintas de mi capa estudiantil, y un repique de campanas, cuando yo te rondo a ti. No preguntes cuando yo te conocí, ni averigües las razones de querer, el por qué no lo sabría responder” – Hasta aquí lo que se refleja en nuestra memoria, del resto no nos acordamos-
Estos viejos y entusiastas y siempre jóvenes tuneros, Tray y Morales, y que desean maquinar sobre la bienvenida, en forma de Casa de Toya lagunera, como espacio de convivencia social que de respuesta en la conservación de las tradiciones para ayudar a potenciar la hermandad, la amistad la solidaridad entre todos los hombres de bien, en una fundación a modo de sociedad que recoja el pasado y la actualidad en derroteros ajenos a la política pero si personal y de hermanamiento, que nos ayude a escapar de de lo cotidiano y distante del tedio diario. En definitiva la posibilidad de llevar adelante un proyecto desinteresado y como espacio de opinión que rompa barreras frente a la pérdida de valores y la corrupción galopante que impera en esta sociedad tan machacada y nada ejemplarizante de la mal llamada clase política.
FIDEL CAMPO SANCHEZ