6.1.10

EN EL RECUERDO DOMINGO GUTIERREZ, EL CEGATO


Fue uno de los más famosos y simpáticos guardias municipales que vigilaban La Laguna en el pasado siglo. Era conocido de todos pues era un personaje singular. Lo llamaban cariñosamente “el cegato” habida cuenta que usaba unos espejuelos con cristales de los llamados de culo de botella, es decir de gran miope.

Don Domingo asumía con plena autoridad, la noche lagunera, enfundado en un abrigo incoloro con esclavina y un enorme sable colgándole de un costado. Solía recorrerse la ciudad acompañado de los famosos guardias Cano Valencia, Enrique González, Manuel Pérez, Lucas Santana, bajo las órdenes y atenta mirada del sargento Clemente Barrera, recordado por sus estrictas intervenciones con los estudiantes en copas y la chiquillería que jugaba en la calle con pelotas de trapo.

En aquella época La Laguna era una ciudad tranquila, solo alterada cuando Panduro o Daniel el Huevudo y algunos estudiantes se bebían unos vasos de vino de más. El bueno de don Domingo tenía que actuar para poner “orden en el gallinero”, según su expresión habitual, vigilando los guachinches más visitados de Aguere. Otra de sus misiones en los cambios de turno, para evitar pleitos que algunas veces surgían entre las vendedoras, las gangocheras de la recova, que se hacían la competencia, con los quesos, los ñames, los baifos o los conejos traídos de las Montañas.

Pero la afición predilecta de Don Domingo, era cazar pájaros trigueros, una variedad abundante por aquellas épocas en las huertas de los alrededores de la Vega lagunera. Así que los días que libraba se le podía ver con su escopeta de un solo cañón que, por cierto según cuentan, en cierta ocasión le salió una bandada y disparó sin darse cuenta que pasaba una señora por el camino, que se llevó un fuerte susto ya que los perdigones le pasaron cerca. La señora indignada le manifestó que iba a dar parte al jefe de la guardia. A lo que Domingo respondió: ¡señora no de parte déselo todo!

Un oleo del alcalde don José Vicente de Buergo y Oraá, expuesto en el Orfeón La Paz hace unos años nos lo muestra de cuerpo entero y parece que el personaje nos hablara. Y es que cuanto antecede nos lo ha recordado la lectura de una esquela familiar, publicada el pasado día 31 de diciembre, que nos recuerda el XX aniversario del fallecimiento de José Gutiérrez Darías, policía municipal y cartero de La Laguna, hijo de don Domingo, con el que años ha mantuvimos cierta amistad y fue quien nos contó estas anécdotas de su progenitor.

Desde estas líneas queremos saludar con afecto y sentimiento a su esposa, hijos y nietos y que pueden estar muy orgullosos de haber tenido un esposo, padre y abuelo tan popular y al que rendimos homenaje.

FIDEL CAMPO SANCHEZ