24.1.10

NOS DUELE EL DOLOR AJENO


Recordamos que en nuestra niñez siempre nos llamó la atención la expresión que decía: «Esta vida es un valle de lágrimas». A día de hoy NOS sigue produciendo todo el escalofrío que sentíamos cuando comprendimos su significado. Es difícil asumir, entender que el género humano es capaz de crear, crearse y soportar tanto dolor físico y moral como el que cargamos en nuestras cuentas del debe social. Nos duele el dolor, sí señor. Nos duelen las almas atormentadas por el desahucio físico, moral o económico que cada día puebla los titulares de nuestros periódicos y telediarios. Nos duele la depresión que se adentra en el ser de cada vez más personas, nos duele la avaricia de quienes tienen todo y quieren más aún; nos duele la injusticia de quienes padecen lo que no merecen; nos duele el parado que de los únicos números negros que disfruta son los que hablan de futuro. No hay peor dolor que cuando el alma se duele tenemos un dolor de pena que no es la nuestra, pero elegimos compartirla en silencio para aliviar la carga de los demás

El dolor físico, el de las enfermedades, gracias a los avances de la medicina se va anestesiando poco a poco. Aunque hay otros dolores físicos, que se corresponden con las heridas de las viles y cobardes agresiones que padecen quienes son más débiles. Heridas que son menores que las cicatrices que dejan en el interior de quien las sufre. Somos muchos los primeros en disparar y luego preguntar, de actuar sin medir las consecuencias de nuestros actos, de disparar a todo lo que se mueve. Se podría decir que cuando alguien se duele, algo tuyo se duele. Y decimos esto porque las tristezas de otros que padecen agresiones, presiones y limitaciones de todo tipo, si tuvieran efecto en los que afortunadamente no las padecemos, otro gallo nos cantaría. Vamos, que sería todo un coro lo que oiríamos.

Nuestro optimismo, como siempre, reside en querer pensar que no hay mal que cien años dure, claro que también continúa el dicho, ni cuerpo que lo aguante. También pretendemos convencernos de que cuando, usted que nos lee, sienta el dolor de quien es cercano a usted, tratará, trataremos de mitigar ese mal. Y es que el concepto de solidaridad es algo más que acudir juntos a una manifestación; a veces como mejor nos podemos manifestar es compartiendo el silencio con quien necesita un poco de paz y son muchos los que en este valle de lágrimas necesitan de solidaridad.

FIDEL CAMPO SANCHEZ